lunes, 8 de octubre de 2018
ESCUELA DE PADRES
¿PORQUÉ UNA ESCUELA PARA MADRES Y PADRES?
Los expertos coinciden en que es en la infancia cuando se adquieren en buena medida los hábitos, actitudes y estilos de relación que marcarán la vida adolescente y adulta. Desde nuestra experiencia comprobamos cómo los padres se esfuerzan por educar bien a los hijos, de querer sin duda, lo mejor para ellos, por criar personas cariñosas y honestas, ciudadanos responsables y solidarios. Ayudar a crecer a un niño, niña o adolescente implica toda una tarea, una apasionante aventura, un reto, un ejercicio de creatividad tanto para los padres como para los maestros. Sin embargo, en la cotidianidad mamás y papás, las más de las veces están desconcertados y se enfrentan a la tarea de ayudar a crecer con muchas contradicciones. Se suele hacer recaer la responsabilidad de la crianza en "es que los niños y niñas de hoy vienen resabidos", "es que todo depende de cómo los eduquen", "es que son el reflejo de los padres", "es que hoy este enano manda en casa y antes no era así...... bastaba con que mi padre o mi madre me mirase".
¿De qué se trata entonces? ¿Es que vienen así? ¿Es por la educación?¿ Es el reflejo de la familia, inapelablemente? ¿Es por el antes o el ahora? ¿Dónde queda la función de ser madres y padres en todo esto? ¿Ayudar a crecer implica algo específico? ¿Qué papel cumple el adulto? ¿Qué papel cumplen los vínculos? ¿Cómo influyen los tiempos del trajín cotidiano, los nuevos espacios, las nuevas tecnologías? ¿qué patrones de interacción pueden ser contraproducentes generando hijos caprichosos, déspotas o tiranos?
La queja de los profesores de educación primaria, y especialmente de secundaria, acerca de la situación en las aulas no es menos importante: falta de esfuerzo e interés por parte de los alumnos, convivencia deteriorada, pérdida de respeto al profesor y a los compañeros, incremento de la violencia verbal o psicológica entre los propios alumnos/as y también hacia los profesores. Además de culpar a las sucesivas, erráticas y demasiado frecuentes reformas educativas, se ha establecido un claro consenso entre profesores , psicopedagogos y trabajadores sociales acerca de las raíces de la situación: el abandono de las tareas educativas por parte de las familias.
El diagnóstico es el siguiente: los padres trabajan demasiado, están ausentes o excesivamente centrados en su profesión, y no tienen tiempo ni ganas de ejercer la autoridad en la familia. O bien pasan tan poco tiempo con sus hijos que no quieren utilizar ese tiempo en poner límites, en educar, y delegan esa tarea en el sistema educativo. O dicho de otra forma: "Ahora los maestros educan y los padres enseñan". Pero los profesores no pueden asumir esa tarea, aunque quieran, porque es una función principal de la familia que corresponde especialmente a los padres, aunque bien es verdad, que como dice el proverbio africano "para educar es necesaria toda la tribu".
Favorecer el desarrollo de la autonomía en niños y niñas y adolescentes constituye hoy un reto social del que han de ocuparse tanto las familias, como los diversos profesionales y ámbitos institucionales. En el contexto social la apología del cumplimiento inmediato de los deseos, la baja tolerancia a la frustración, junto al desprestigio de las normas y la dificultad adulta de poner límites adecuados, la falta de esfuerzo y la inmediatez que niega la idea de proceso, dificultan los procesos de aprendizaje. El desarrollo de niños y niñas queda prisionero de las promesas de abastecimiento absoluto y de los efectos de sobre-estimulación de cosas que no pueden procesar. El descontrol de impulsos y dosis de agresividad hacen que la capacidad de inter-reaccionar suplante a la capacidad de interrelacionarse.
Hoy en día, apreciamos un tremendo despiste en muchos padres acerca de lo que significa criar y educar a los hijos, que conduce a la ausencia de unas normas claras, al rechazo de cualquier rol que se pueda calificar como de autoridad, y a la búsqueda de una relación más de "amigos" con los hijos, que pueda traer la paz familiar basada en el "buen rollo" y la camaradería, en la aprobación indiscriminada de conductas porque "así mi hijo/a me lo cuenta todo". La organización familiar postmoderna, con estructura horizontal, en la que se confunde democracia con ausencia de normas, y la sobreprotección heredada de modelo tradicional-patriarcal como telón de fondo, donde el hijo es el centro de la familia, e incluso a veces, el jefe, hace que muchos padres y madres se sientan a veces desbordados y sobrecargados, viviendo algunas situaciones cotidianas con mucho peso y agobio. Todo ello, en un entorno familiar impregnado de un sexismo no por soterrado menos efectivo, en el que siguen siendo las madres quienes se responsabilizan de las labores domésticas y de la crianza de los hijos, por mucho que trabajen también fuera de casa; doble jornada que lleva aparejada, también una doble dosis de culpabilización cuando la educación de los hijos se complica y aparecen los problemas.
Respecto a la concepción cuando preguntamos, por ejemplo: ¿Qué es lo que más desea una madre o un padre para sus hijos e hijas? Las respuestas suelen ser entre otras: "que sea feliz", "que sea sano", "que estudie y sea una persona con recursos para defenderse", "que sea buena persona", "que sea responsable". Pero....¿qué es feliz, sano, responsable....? ¿Qué papel juegan los padres y la familia en todo esto? ¿Qué relación guarda la autonomía y el desarrollo personal con ser feliz?
Planteamos la escuela de padres como la necesidad de tener un espacio de reflexión grupal, para analizar estas cuestiones: qué papel tienen los padres, cuáles son sus funciones y cuáles no, cuáles son las necesidades de los hijos, qué papel desempeña hombre y de la mujer en la familia actual, qué modelos de familia conviven actualmente, cuál es el lugar de cada uno en la familia y cómo ésta tiene que ser un grupo de pertenencia y lugar de crecimiento tanto para los adultos como para los niños. Es nuestro objetivo señalar y describir los patrones perjudiciales, no con la idea de culpabilizar a los padres, sino con la intención de ayudarlos a que los identifiquen y puedan romper con ellos. Desde un análisis crítico de las pautas de crianza actuales que generan importantes grados de dependencia e inmadurez en contraposición al desarrollo y a la autonomía personal y social, y el fomento de un espacio grupal para la participación de los padres como parte importante de la comunidad educativa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario